CINELANDIA

TEXTO CON CANCIONES
De: Alfredo Arias/René de Ceccatty
Dirección: Alfredo Arias
Teatro de la Ribera
Buenos Aires, ARGENTINA
Estreno 2016

DISEÑO HECHO POR PABLO RAMIREZ

Cinema infernal

LAS12 04 de noviembre de 2016
Radano, Casella al frente y Alfredo Arias marcando el pulso de una puesta en escena que evoca al cine argentino.

Radano, Casella al frente y Alfredo Arias marcando el pulso de una puesta en escena que evoca al cine argentino. El modo en el que el cine pudo funcionar como un encantamiento trueca en la escritura de Alfredo Arias, y en la disposición escénica que alumbra de manera enigmática, en desilusión fogosa. Si en ese deambular automático, en esa palabra que los actores reproducen con cierta rispidez, está la marca que Bergman pudo haber dejado en un cineasta como Leopoldo Torres Ríos, es en el esfuerzo por contar El crimen de Oribe que Arias se muestra más auténtico en una estética que se pliega a sus blancos y negros y a una actuación que es puesta en cuestión en esos cuerpos mecánicos.  Pero su amor hacia las divas del cine no aplaca la furia del adulto que ya no puede entrar a la fantasía primorosa de Libertad Lamarque y Zully Moreno sin reconocer allí la falsedad de un drama dispuesto para ser ultrajado por esa tutela ácida que no renuncia a la apelación de lo popular. 

Es allí donde la aparición de Alejandra Radano hace posible la tempestad en lo que podría ser mera evocación. Hay algo en ella que convierte el canto en narración frondosa. Los únicos momentos donde la emotividad es posible (porque Arias descree de un Cinema Paradiso y lo combate con una fiereza donde la nostalgia no se anima a entrar) los consigue ella al internarse en la interpretación musical como si allí descansara la verdadera dramaturgia de Cinelandia, como si todo fuera una excusa para volver a ese canto y demostrar como, a pesar de la rudeza con la que el presentador expone los fraudes de la trama de ese cine argentino de lujo, la canción sobrevive porque es ella, Radano, la que le otorga su sentido de presente.
No hay en Cinelandia una voluntad de acercarse a esas divas desde la mimesis. Arias piensa en una actuación exterior, que Radano y Carlos Casella asimilan con astucia. Hay que deconstruir a los personajes en gestos que comprimen un imaginario. La interrupción, el comentario sobre la representación funciona como un descuartizamiento.  
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